Es un debate que parece seguir perdurando con el paso del tiempo en las salas de entrenamiento. Sea cual sea el objetivo de entrenamiento, utilizar pesos libres (mancuernas, barras, kettlebells…) y máquinas (poleas o máquinas de palancas divergentes y convergentes) difieren en las adaptaciones producidas y por eso surge la pregunta de manera permanente.

Con este artículo, se pretende exponer la evidencia actual que permita seleccionar una opción u otra, o las dos si fuera necesario, según los objetivos personales. Se hará un mayor énfasis en el crecimiento muscular como objetivo primario.

¿Por qué se mantiene este debate?

Entrenar la fuerza resulta importante para todo deportista profesional y, si diferenciamos grupos más específicos, resulta indispensable para otros como culturismo, powerlifting, halterofilia, Strongman o deportes cuya finalidad es expresar fuerza absoluta en la mayor expresión posible. Conseguir hipertrofia también resulta necesario para todos los deportes, para unos más que para otros, y para uno en particular, más que para el resto. Hablamos, por supuesto, del culturismo y todas las categorías que lo integran.

Utilizar pesos libres o máquinas para mejorar ciertos aspectos de los deportes anteriormente mencionados han demostrado diferentes adaptaciones específicas y se ha perpetuado el debate desde hace décadas [1]. Muchas de esas adaptaciones se sustentan en la intervención de ciertos grupos musculares en ciertos ángulos específicos de trabajo, y es aquí donde el debate resulta romperse en favor de una opción u otra. El problema para los deportes competitivos no específicos de movimientos con pesas, es decir, de todos aquellos alejados de powerlifting o la halterofilia, es que a la hora de evaluar las variables de fuerza o la tasa de producción de fuerza (RFD) surge la siguiente dicotomía…

Si los músculos o grupos musculares se entrenan principalmente de forma dinámica, ¿por qué el nivel de fuerza y ​​/ o los cambios en la RFD se analizan en condiciones isométricas? Tal enfoque engendra la cuestión de los aumentos de fuerza logrados en los ejercicios de entrenamiento, que no pueden confirmarse en el procedimiento de prueba de diagnóstico porque no concuerdan entrenamiento y valoración [2] (Figura 1).

El press de piernas tiene menos requisitos para equilibrar el peso y, por lo tanto, una menor actividad muscular contribuye a estabilizar en comparación con la sentadilla, sin embargo, la prensa de piernas permite aplicar más fuerza en la trayectoria lineal

Rebeca Rubio

Entrenadora

Además, el movimiento de sentadilla requiere una posición vertical, mientras que el movimiento de prensa, por ejemplo, con inclinación de 45°, es realizado por el individuo en una posición casi supina. En comparación con la sentadilla, la prensa de piernas de 45° evita el último movimiento de extensión de 45° en la cadera y, en consecuencia, los extensores de la cadera no están entrenados en ese rango.

El mismo problema se puede aplicar a la prensa de piernas sentado, dependiendo de la inclinación del cojín del respaldo. El movimiento de presión de piernas sentado también tiene un patrón de movimiento horizontal / vertical, mientras que la sentadilla requiere una presión casi vertical. Por lo tanto, las adaptaciones específicas deben considerarse.

Estos argumentos han existido por mucho tiempo. Algunos son legítimos; otros simplemente no son precisos. Por un lado, hay que tratar con cuidado el tema de los estabilizadores, porque aún hay mucha gente que piensa que son un tipo único de músculos y no es así. 

Gabriela Cooper

Deportista Amateur

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